Hagamos que una vida digna deje de ser cuestión de suerte
Mientras haya personas, hay esperanza
Eva San Martín. Sensibilización. Cáritas Española.
No hay Navidad sin Adviento, sin ese tiempo de espera que nos prepara para lo nuevo. En Navidad celebramos que Dios nació hombre, niño, creatura, humanidad, para sentir lo mismo que nosotros; para experimentar en su propia carne nuestra existencia frágil y vulnerable; para hacerse uno con nosotros y decirnos: te amo.
En Navidad recuperamos esa parte tierna de niño y de niña, de nuestra identidad a veces perdida. Volvemos a nacer con Jesús, a pesar de que nos deslumbren los escaparates, las prisas y el bullicio. Dejamos que renazcan la bondad y la sorpresa; la solidaridad y la inocencia; las ganas de ayudar y compartir, de perdonar y empezar de nuevo. Dejamos espacio a la alegría y a la esperanza, a los reencuentros, al desear bien a los demás. Jesús nace, nos restaura y recuperamos la dignidad, la autenticidad y el valor de ser persona. El corazón de Dios se hace esperanza entre nosotros.
Pero esta dignidad humana que nos hace iguales ante Dios también se quiebra cuando dejamos de reconocer la dignidad de los demás: cuando miramos a las personas migrantes como si no tuvieran derecho a tener derechos; cuando juzgamos a quienes están en la calle, sin hogar, excluidos, y nos lanzan una mirada de ayuda que no queremos sostener; cuando posponemos esa llamada, esa conversación con quien sabemos que se siente en soledad.

En esta Navidad, desde Cáritas y desde cualquier lugar, nos proponemos celebrar una Navidad en la que vivir con dignidad sea un propósito, una opción y no una cuestión de suerte. Vive esta Navidad con sentido y siembra signos de esperanza y dignidad a tu alrededor:
Hazte farolillo para alumbrar
Conviértete en luz discreta para poner paz y armonía en los espacios en los que te mueves; para ser buena noticia con tu presencia y promover la reconciliación, el diálogo y el entendimiento. Sé tú la persona que escucha, que expresa calidez, acogida y generosidad.
Hazte casa de acogida, no tengas miedo
Da un paso nuevo, más allá de tu gente cercana, y practica la hospitalidad: acércate y conversa con personas que aún no conoces, que tienen otra cultura, otra forma de pensar o de hacer.
Hazte peregrino/a y camina hacia Belén
En Navidad Dios nace para reencontrarse con cada una de nosotras, sus creaturas, bellas y frágiles. Abre tu “pesebre interior” y deja que Dios entre hasta el fondo. Cultiva el silencio para que Él se haga presencia en la realidad que te toca vivir y nace de nuevo con Él.
Hazte pastorcillo/a y regala con corazón.
Rebaja tus prisas y tus planes navideños; comparte tu generosidad, tu creatividad y tu tiempo. Regala algo que tenga que ver contigo, con tu compromiso con los demás y con el cuidado del bien común y del mundo. Los regalos sencillos son los que mejor expresan la verdad que hay en nosotros, la sinceridad y el amor.

