Informe FOESSA: la vida en los márgenes de 4,5 millones de personas
Atrapadas en una fractura social que se ensancha, el IX Informe FOESSA dibuja una España donde la vivienda y el empleo han dejado de ser ascensores de progreso para convertirse en motores de exclusión. Un país en el que la clase media se encoge y millones de personas quedan suspendidas en la precariedad.
Gema Martín Borrego. Cáritas Española

“Pago 180 euros por vivir en una terraza con mi hija de 12 años.” Sheik Hurtado, peruana de 40 años y madre de dos hijos, lo dice sin dramatismo, como si contara algo normal. La terraza está en Jerez de la Frontera, sobre una azotea con un cerramiento de plástico que se recalienta bajo el sol y gotea con la lluvia. Allí duermen ella y su hija, rodeadas de maletas y de los mosquitos que entran por la noche. “Intento imaginarme que es mi habitación —dice—, para que mi niña no se sienta tan mal”, añade. Sheik trabaja limpiando por horas, sin contrato ni nómina. “Lo poco que gano lo reparto entre pagar el alquiler y comer. A veces tengo que elegir”, confiesa.
El relato de Sheik se parece al de muchas otras personas que ponen rostro y vida al IX Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social, un macroestudio realizado por un equipo de 140 investigadores, cuya fuente principal ha sido la sexta Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales (EINSFOESSA), llevada a cabo en el primer semestre de 2024 a 12.289 hogares en todo el país.
Un sistema que falla
El informe muestra una realidad inapelable: 4,3 millones de personas se encuentran en exclusión severa. Tras dos décadas de recesiones encadenadas, la clase media se ha ido estrechando y miles de familias se precipitan por la grieta. “Vivimos en una sociedad ecológicamente vulnerable, anímicamente desasosegada y socialmente desgarrada”, dice el estudio.
Raúl Flores, secretario técnico de la Fundación FOESSA, recordó, durante la presentación del informe, que “no fallan las personas, falla el sistema”. Tres de cada cuatro hogares en exclusión severa intentan salir adelante, buscan empleo, se forman y reducen gastos. Pero chocan con un entramado burocrático que no acompaña. “Me llaman para trabajar por horas y aprovecho todo lo que sale”, cuenta Sheik. Pero su situación de irregularidad administrativa le cierra casi todas las puertas. También el ser madre de una menor. “No tengo nómina ni papeles. Y no me alquilan un piso porque creen que me voy a quedar para siempre”, lamenta.
“No tengo nómina ni papeles. Y no me alquilan un piso porque creen que me voy a quedar para siempre”,
Estamos ante un sistema que, como advierte FOESSA, penaliza la vulnerabilidad en lugar de corregirla. “Las personas no son pasivas —insiste Flores—. Son activas, pero se topan con barreras estructurales.”
La vivienda, epicentro de la desigualdad
Una de esas barreras es el acceso a la vivienda, que, lejos de ser un derecho, es ya el epicentro de la desigualdad en España. El 10% más rico del país concentra el 54% del patrimonio inmobiliario, mientras que la mitad de la población apenas posee el 7%. Además, somos el Estado de la Unión Europea con más inquilinos en riesgo de pobreza y exclusión: el 45% de las personas que viven en una casa alquilada están al borde de caer en la vulnerabilidad. “El alquiler se ha convertido en una trampa de pobreza”, alerta FOESSA.
La crisis habitacional no solo afecta a los más pobres; también asfixia a las clases medias, que destinan más de la mitad de su sueldo al alquiler. De hecho, uno de cada cuatro hogares sufre graves problemas residenciales.

Empleo más precario
Para pagar el alquiler, Sheik limpia casas por horas, sin contrato y sin derechos. Su situación refleja lo que el informe FOESSA afirma, y es que “trabajar ya no inmuniza frente a la pobreza”. Aunque los datos macroeconómicos mejoran, el empleo ha perdido su capacidad protectora. De hecho, casi la mitad de la población activa (el 47,5%) vive en precariedad laboral.
Las mujeres sufren con mayor dureza la parcialidad, la precariedad laboral y la brecha salarial. Casi la mitad de los hogares en exclusión severa están encabezados por trabajadoras pobres. En las familias monoparentales, como la de Sheik, la tasa de exclusión ha pasado del 12% en 2007 al 29% en 2024. Y, de media, ellas cobran un 18% menos que los hombres en empleos equivalentes.
Ser mujer, migrante y madre sola multiplica el riesgo. Casi la mitad de la población de origen inmigrante vive en exclusión (47,4%), una tasa que triplica la de la población autóctona. Entre quienes no tienen papeles, el porcentaje se dispara al 68%.
“El problema no es el origen ni la nacionalidad —aclara FOESSA—, sino las barreras estructurales y políticas fallidas.” La lentitud de los trámites, la falta de políticas de integración y la discriminación laboral condenan a miles de personas a un limbo. Y, mientras esperan, como Sheik, no pueden firmar un contrato ni acceder a ayudas sociales.
La exclusión que se hereda
Un tercio de todas las personas en exclusión severa en España son menores de edad. La pobreza infantil roza el 29%, una de las tasas más altas de Europa. El informe alerta, además, de una fractura generacional inédita: los jóvenes y los niños viven hoy peor que sus padres.
Aun así, Sheik no se rinde. Intenta que su hija no herede la situación de exclusión en la que ambas se encuentran cuando llegue a la edad adulta. “Yo quiero progresar y tener una vida digna. En unos años me veo con trabajo y viviendo con mis dos hijos en un piso”. Ellos y las personas que ha conocido en Cáritas mantienen viva su esperanza en el futuro. “Al fin y al cabo, trajimos a nuestros hijos a este mundo no para que sufran, sino para darles una vida mejor”.

Cuando la exclusión enferma: salud y vínculos rotos
El informe FOESSA incorpora un dato inquietante: la desigualdad también se mide en años de vida. Entre las familias más vulnerables, el 6% de quienes conviven con enfermedades graves no recibió atención médica en el último año, el doble que la media nacional. “A veces no puedo comprar la medicación de mi hija”, confiesa Sheik Hurtado. La niña, de 12 años, tiene epilepsia.
“A veces no puedo comprar la medicación de mi hija”, confiesa Sheik Hurtado. La niña, de 12 años, tiene epilepsia.
La soledad deja tantas cicatrices como la enfermedad. En España, el aislamiento extremo afecta al 4,7% de los hogares, pero entre las personas en exclusión severa el porcentaje se multiplica por cinco. “Donde se tejen vínculos, la exclusión se vuelve reversible; donde se rompen, la dependencia se acelera”, apunta Raúl Flores. “No tengo amigos ni familia. Tengo a mi hija y a Cáritas, que me ayuda y me escucha. Eso me da esperanza”, concluye esta mamá peruana.
“Donde se tejen vínculos, la exclusión se vuelve reversible; donde se rompen, la dependencia se acelera”, apunta Raúl Flores.
Una mirada profunda a la exclusión
Cáritas, a lo largo de su historia de acompañamiento a las personas vulnerables, siempre ha entendido que comprender la realidad es una dimensión esencial de la caridad. Por esa razón, los estudios de la Fundación FOESSA son, desde su creación en 1965, investigaciones rigurosas, coherentes y profundamente enraizadas en la experiencia. El IX Informe FOESSA es la radiografía más completa sobre la situación social de España. A diferencia de otros estudios, este informe aborda la exclusión social en todos sus componentes. Va más allá de la pobreza económica y busca fenómenos sociales menos visibles, pero que explican cómo y por qué una parte de la población acumula dificultades y se aleja del espacio central de la sociedad. Para ello, utiliza 37 indicadores que miden la participación en el empleo, la capacidad de renta, el acceso a derechos básicos como la vivienda, la salud, la educación o la participación política, así como la ausencia de lazos sociales y las relaciones conflictivas.
El IX Informe FOESSA ha sido realizado por un equipo de 140 investigadores procedentes de 51 universidades, centros de investigación, fundaciones y entidades del Tercer Sector. Además del informe general, se han elaborado 22 informes territoriales con la colaboración de otras 40 personas investigadoras. El estudio contiene más de 1.000 referencias bibliográficas y se apoya en las principales fuentes estadísticas nacionales y europeas, pero también incorpora la información procedente de la mayor encuesta sobre integración y necesidades sociales realizada por una entidad privada en España. La encuesta ha sido posible gracias a las 300 personas entrevistadoras que han recorrido todo el país, llamando a más de 145.000 puertas y recogiendo la información de 31.015 personas de 12.289 hogares.



