Parroquias que tejen comunidad en Navidad
Cómo la Iglesia acompaña a las personas que viven en soledad o desarraigo
Gema Martín Borrego. Cáritas Española
Cada año, en la parroquia de Nuestra Señora de Atocha (Madrid), la Navidad se convierte en un tiempo de solidaridad con quienes, de otra manera, la pasarían solos o en situación de desarraigo.
Paloma Sequi, trabajadora social de la parroquia, detalla los proyectos que, en esta época, movilizan a voluntarios y familias: “Tenemos tres proyectos principales: el hermanamiento de familias, la cena de Nochebuena y las actividades de acompañamiento, que llevamos a cabo durante todo el año”.
Hermanamiento en Navidad
El hermanamiento consiste en que familias voluntarias preparan cestas navideñas para otras familias en situación de vulnerabilidad de la propia parroquia o de la Vicaría IV de Madrid. Además de productos navideños para las cenas y comidas de estas fiestas, las cestas incluyen algún pequeño regalo o detalle para adultos y niños, como un adorno para la mesa o juguetes para los más pequeños. “Todo se prepara con mucha ilusión —cuenta Paloma—. La mayoría de los voluntarios añaden un perfume o una felicitación para los niños hecha por otros niños, lo que genera ese vínculo tan especial entre las familias”. Después, se llevan todas las cestas a la parroquia y un grupo de voluntarios las entrega a las familias receptoras antes de Nochebuena. Este año está previsto que se entreguen unas 75 unidades.
Las pasadas Navidades, este hermanamiento llegó a Paiporta (Valencia), una de las localidades más afectadas por la tragedia de la DANA. Las familias de Nuestra Señora de Atocha prepararon y llevaron casi una veintena de cestas de Navidad y vales de supermercado a la parroquia de San Ramón Nonato, de Paiporta. Una vez allí, el párroco y los voluntarios se encargaron de su reparto entre las familias damnificadas.
Una mesa en Nochebuena
Antes del COVID-19, se organizaba una gran cena de Nochebuena para unas 150 personas en el comedor del colegio Virgen de Atocha. “Era una cena maravillosa, pero la pandemia hizo imposible continuar con esa cena”, recuerda Paloma. A raíz de ello nació el proyecto de hermanamiento, que permite mantener la atención y el acompañamiento durante la Navidad de manera más segura y organizada.
Ahora se organiza una cena más íntima en Nochebuena para entre 16 y 20 personas que están solas porque acaban de llegar a España o carecen de vínculos familiares; son personas que atraviesan situaciones muy frágiles, tanto materiales como afectivas. La preparación de la cena corre a cargo de equipos de voluntarios, y a ella se acercan también algunos sacerdotes y personas de otras parroquias de la Vicaría IV de Madrid, como Santa Irene, ubicada en pleno barrio de Vallecas.
Cuenta conmigo
También esta parroquia desarrolla actividades de acompañamiento durante la Navidad. Su párroco, Javier Ojeda, explica el funcionamiento del “Hogar del compañero”, “un centro de día para personas mayores que permanece abierto todo este periodo, salvo los días festivos del 24 y 31 de diciembre”. Este centro lleva a cabo el programa “Cuenta conmigo”, un proyecto que visita y acompaña a personas en soledad.
En colaboración con algunas familias del cercano colegio Tajamar, Santa Irene organiza una comida de Navidad para unas 50 personas y el festival navideño de la parroquia, en el que participan niños y adolescentes. “Santa Irene también reparte cestas navideñas a unas 15 familias, en coordinación con Cáritas, algunas asociaciones y otras parroquias económicamente más estables, como Nuestra Señora de Atocha”, cuenta Javier. Esas cestas suelen ir dirigidas a personas y familias que ya están siendo acompañadas por Cáritas, muchas con menores que participan en el apoyo escolar (EASE) o en el grupo infanto-adolescente de la parroquia.
La hospitalidad como refugio
Ambas parroquias forman parte de los recursos de la Mesa por la Hospitalidad, una iniciativa creada por la Diócesis de Madrid para coordinar el servicio a personas migrantes y refugiadas y ofrecer una acogida “con calidad y calidez evangélica”.
“Justo este mes de diciembre, Santa Irene acoge a siete personas que duermen en los locales parroquiales y participan en las cenas y actividades navideñas”, explica su párroco. Cada día, una familia voluntaria organiza la cena para todos los presentes. Esta tarea permite que personas en situación de vulnerabilidad, recién llegadas o en desarraigo celebren la Navidad con dignidad y compañía, mientras se crean vínculos entre todas ellas.
“Justo este mes de diciembre, Santa Irene acoge a siete personas que duermen en los locales parroquiales y participan en las cenas y actividades navideñas”,
Y es que el corazón de todos estos proyectos es el voluntariado. Cada actividad, desde la preparación de las cestas hasta la organización de cenas comunitarias o la acogida a migrantes, muestra la entrega y el compromiso de los voluntarios de Cáritas y de la Iglesia. En Navidad continúan con esta admirable labor, fortaleciendo la red de apoyo a todas las personas y ofreciendo un refugio a quienes viven situaciones de soledad o desarraigo.



