Jose Ramón Solanillas, voluntario de Cáritas Española

Cada año, el 1 de septiembre, la Iglesia celebra el Día de la Creación: una oportunidad para agradecer el don de la casa común, admirar la belleza de la naturaleza y, sobre todo, comprometernos activamente en su cuidado. Esta jornada marca el inicio del Tiempo de la Creación, un periodo que se prolonga hasta el 4 de octubre, festividad de san Francisco de Asís, patrono de la ecología.

Este año, en sintonía con la campaña de Cáritas “Juntos. Actuemos hoy por un mañana mejor”, estamos llamados a renovar nuestro compromiso con un estilo de vida más justo, solidario y sostenible. Porque cuidar de la creación no es una opción: es una responsabilidad que compartimos como creyentes, como ciudadanos y como miembros de una humanidad que busca un futuro con esperanza.

Una llamada urgente

El papa Francisco, en su encíclica Laudato si’, nos recuerda que “el clima es un bien común, de todos y para todos” (LS 23). Pero también denuncia que los más pobres son los primeros en sufrir las consecuencias de la degradación ambiental. La crisis climática, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y el uso irresponsable de los recursos naturales no son problemas lejanos ni meramente técnicos: son cuestiones profundamente humanas y espirituales.

El teólogo brasileño Leonardo Boff, una de las voces más proféticas del pensamiento ecológico y social, lo expresa así: «No podemos seguir viendo la Tierra como un baúl de recursos, sino como una madre que nos ha dado la vida y que merece nuestro cuidado, nuestro respeto y nuestra ternura. La ecología no es solo una cuestión ambiental, es una cuestión espiritual, ética y profundamente humana».

Esta visión nos interpela a vivir una verdadera conversión ecológica, que transforme no solo nuestros hábitos, sino también nuestro corazón.

La fuerza de lo comunitario

La creación nos habla de interdependencia: todo está conectado. No hay cuidado del planeta sin justicia social, ni desarrollo humano sin respeto por la Tierra. Por eso, Cáritas insiste en el valor de lo comunitario: “Juntos” es más que una palabra, es una convicción y una esperanza. Sabemos que ningún cambio profundo es posible sin el apoyo mutuo, sin redes de solidaridad que sostengan, sin comunidades comprometidas que pasen de las palabras a los hechos.

Ya existen muchas experiencias que nos inspiran: parroquias que reducen el consumo energético, grupos que fomentan el reciclaje, huertos solidarios, acciones formativas, campañas de sensibilización… Son pequeñas semillas que, unidas, anuncian un futuro distinto

Orar, actuar, transformar

Este tiempo en el que celebramos la creación no es solo un motivo para la reflexión, sino también una ocasión privilegiada para unirnos en la oración. Orar por la creación es reconocer que la Tierra es un regalo que no nos pertenece, que somos cuidadores y no dueños. Es abrirnos a una espiritualidad ecológica que nos impulse a la acción concreta.

Como nos recuerda la campaña de Cáritas, el mañana que deseamos depende de las decisiones que tomemos hoy. Cuidar de la creación es una forma de cuidar de cada persona, de construir un mundo más fraterno, más habitable, más humano.

Que este tiempo sea una llamada a la esperanza activa, a la conversión ecológica y a la alegría de caminar juntos. Porque solo así, actuando unidos, podremos ofrecer a las futuras generaciones un mañana mejor.

Decálogo para cuidar juntos

  1. La persona en el centro de nuestros cuidados. Somos conscientes de que Cáritas, en sí misma, es una comunidad de cuidados.
  2. Ser signo del amor de Dios. Como parte de la comunidad de cuidados de Cáritas, promoveremos la atención a los más vulnerables sin olvidar el delicado equilibrio de la naturaleza.
  3. Inmersos en la realidad. Seamos conscientes y sensibles al mundo en el que vivimos. Habitamos un mundo doliente.
  4. Nos mueve el amor. La comunidad de cuidados de Cáritas promoverá el cuidado localmente, pero con una visión global.
  5. El amor, origen y destino de lo humano. Promovemos una comunidad centrada en un “nosotros” más fuerte que la suma de las individualidades.
  6. El cuidado como experiencia comunitaria. La comunidad de cuidados de Cáritas debe ser fraterna, misionera, samaritana y profética.
  7. El deber del autocuidado, porque lo humano es sagrado. Las personas deben poder cuidarse a sí mismas y a sus familias.
  8. Vivir la realidad social como lugar de revelación de Dios. Promovemos la cultura del encuentro.
  9. El amor se concreta socialmente en la justicia. Trabajamos por el bien común. Este es un principio fundamental para la propuesta de ecología integral, porque el bien más básico y universal es la creación en sí misma.
  10. Cuidar la casa común como tarea evangelizadora de la Iglesia.