Allí donde nos necesitas, allí donde me necesitas, voy a estar. Qué mejor carta de presentación para vivir una nueva Navidad con plena conciencia y sentido. Hace 2.000 años, Dios se hizo Hijo y se hizo Hombre para estar cerca de nosotros, para compartir y experimentar nuestra humanidad pequeña y vulnerable, abriéndose paso en medio del mundo, recorriendo su propia historia personal para desbrozar el camino a la esperanza que da sentido a nuestra fe: la esperanza de que la muerte, el sinsentido, el vacío, el dolor y la injusticia no tienen la última palabra. La vida resucitada cambia completamente el horizonte de nuestra existencia y de nuestra espera habilitada

Eva San Martín. Sensibilización. Cáritas Española.

Un tiempo difícil

En este tiempo en el que vivimos, es difícil mantener la esperanza a flote; cuesta reconocerla y sentirla. A pesar de la bondad impresa en gestos sencillos y solidarios, en la generosidad de tantas personas ocupadas en hacer el bien a otras, de manera gratuita y desinteresada, en el compromiso de miles de personas defendiendo los derechos humanos vulnerados y denunciando el abuso y la violencia contra los más frágiles…, digo, a pesar de todo ello, cuesta creer que la esperanza es el horizonte que nos salva de la mediocridad, la indiferencia o la impotencia ante el dolor que no podemos evitar y apenas restaurar.

Las guerras en Ucrania y Gaza, que por cercanas nos conmueven y desasosiegan; el éxodo de personas cada vez más jóvenes que llegan a nuestras islas y costas y nos desarman las respuestas; el drama de las inundaciones provocadas por la DANA, que no podemos ni debemos olvidar de ninguna de las maneras; la desesperación de no tener vivienda, ni trabajo, ni perspectiva de un futuro digno; todo ello y mucho más ahoga de impotencia nuestra sed de esperanza.Entonces, ¿cómo podemos creer en algo mejor si nos dejamos arrastrar por la desesperanza? O ¿de dónde podemos sacar fuerzas para seguir adelante sin caer en el buenismo o en las sombras apocalípticas que atraviesan nuestro tiempo? En esta Navidad necesitamos salir de las esperas que no llevan a ningún sitio y ponernos en camino como María que, ante el anuncio del ángel: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1, 23), escucha, siente y se reconoce amada y mirada por Dios; bendecida por su gracia; y corre a contarlo y a hacerlo vida. María, al igual que nosotros hoy, fue invitada a conjugar los verbos de la lógica de Dios: estar, permanecer, acompañar. Cercanía, cuidado y fidelidad son la expresión de un amor sin condiciones que Dios nos ofrece y que nosotros tenemos la libertad de aceptar y proyectar.

Abrázate a la esperanza

Vivamos esta Navidad no porque toca, sino porque tenemos una nueva oportunidad para hacer posible la esperanza que nace del amor gratuito y generoso del que estamos hechos.Abrázate, reconoce el amor que eres, todo aquello que te hace persona única y original, regalada y bella.Abraza a tus próximos, semejantes a ti en fragilidad y bondad, y sé luz, escucha y cuidado con tu gesto y tu palabra.

Y déjate abrazar por Dios, que en esta Navidad llega a nosotros para ser acogido en nuestros pequeños pesebres y transformar nuestra mirada y nuestro corazón. Dios quiere que le dejemos ser Dios en nosotros, para ser caridad, compasión y misericordia.

Navidad también es estar cerca de quien más lo necesita

Esta navidad colabora con Cáritas.

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