La Navidad no entiende de muros ni cerrojos
Las personas privadas de libertad suelen pasar estas fechas entre la tristeza y la nostalgia. Cáritas busca llevar el espíritu navideño a la cárcel y acompañar a quienes sufren el encierro y la soledad
Gema Martín Borrego. Cáritas Española
En este tiempo de Navidad, los cristianos celebramos el nacimiento de Jesús. Es tiempo de compartir, de regalar, de sentarse a la mesa con los seres queridos, de acoger a quien está solo… No obstante, para algunas personas –las que viven en soledad no deseada, las que están hospitalizadas o las que se encuentran en prisión– la Navidad no es sinónimo de felicidad, sino de tristeza y melancolía. Es un tiempo donde la distancia y las ausencias pesan más que nunca.
Hemos hablado con responsables, internos y voluntarios del Centro Penitenciario de Topas (Salamanca) para conocer cómo pasan estas fiestas, y cómo intentan llevar un poco de espíritu navideño a la cárcel y, de esta manera, acompañar a quienes acusan especialmente el encierro en estos días tan señalados.
“La Navidad es una época compleja porque las emociones están a flor de piel”, cuenta Almudena Iglesias, la coordinadora del Programa de Intervención Social en Prisión de Cáritas Diocesana de Salamanca, que, junto con la Pastoral Penitenciaria y Cáritas Zamora, acompaña a las personas privadas de libertad en la cárcel de Topas. “Nos encontramos con personas que no tienen familia, otras que sí la tienen y saben que no van a poder disfrutar de ella, de sus niños y niñas; también hay personas que no son católicas, o son de otras religiones, y no celebran la Navidad –continúa Almudena–. Nuestro trabajo pasa por estar pendientes de sus necesidades individuales y por acercar la forma de vivir este tiempo tan importante para nosotros, los cristianos, respetando las diversidades y compartiendo las tradiciones que están a nuestro alcance, desde dentro”.
Un centro mixto
El Centro Penitenciario de Topas, inaugurado hace casi 30 años, es una cárcel mixta que acoge a 1.000 internos e internas, aunque solo el 7% son mujeres. “Tenemos dos módulos mixtos, el de respeto y la Unidad Terapéutica Educativa UTE [en los que hombres y mujeres comparten espacio y actividades]. En la actividad diaria desarrollamos todos los programas necesarios para que los internos puedan reinsertarse en la sociedad en las mejores condiciones posibles”, explica Marta Pérez García, jurista de Instituciones Penitenciarias y subdirectora de Tratamiento de Topas. Para ello, desarrollan todo tipo de actividades formativas, educativas o culturales. “Tenemos hasta una radio, que está organizada y dirigida por los propios internos e internas”, añade Marta Pérez
El centro acoge a 1.000 internos e internas, aunque solo el 7% son mujeres
Agenda “festiva”
En el periodo navideño, la “agenda” diaria de la cárcel de Topas cambia y se multiplican las actividades lúdicas y festivas: festivales musicales, decoración de los módulos y las zonas comunes o concursos de villancicos. “Intentamos paliar, en la medida de lo posible, la lejanía de los internos con sus familias; para muchos de ellos, son momentos duros”, señala la subdirectora de Tratamiento de la prisión. Carlos, un interno de 46 años que cumple condena en Topas desde al año 2016, nos confirma que lo más duro de esta época es estar lejos de la familia. “Por eso, intentamos evadirnos con actividades”, explica. De hecho, Carlos siempre participa en varias de ellas. “Hago adornos todos los años; incluso un año me vestí de Rey Mago”, añade. El 6 de enero reciben la visita de sus Majestades, los Reyes Magos. Ese día, en colaboración con la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Perdón, se celebra una convivencia familiar donde todos los niños reciben un regalo. El menú también es especial durante la Navidad.
“Intentamos paliar, en la medida de lo posible, la lejanía de los internos con sus familias; para muchos de ellos, son momentos duros”, señala la subdirectora de Tratamiento de la prisión
Decoración navideña
Los internos son los encargados de decorar los módulos, para lo que utilizan, además de material comprado, artículos hechos por ellos mismos en los talleres del centro. “Hacen belenes con punto, con madera, bolas de navidad, espumillones… ¡Son unos artistas!”, afirma Marta Pérez.
Una gran parte de esta decoración se realiza con la supervisión de Cáritas. “Mientras la construimos, nos preparamos para vivir la Navidad y sostenemos a nivel emocional a quien lo necesita. Gracias a los talleres que hacemos dentro de la prisión podemos acercarnos a algunas personas a las que, de otra manera, quizá no llegaríamos”, comenta Almudena. Son talleres de lanaterapia, dibujo y pintura, desarrollo personal, prevención de recaídas, habilidades cognitivas y el taller Puerta Violeta para trabajar la igualdad de género. “A través de actividades como estas, atendemos a unas 300 personas al año”, apunta.
El Programa de Intervención Social en Prisión de Cáritas Salamanca está formado por dos técnicos, un equipo de voluntariado, de entre 8 a 12 personas, y varios alumnos en prácticas, especialmente de la Facultad de Educación de la Universidad de Salamanca.
Junto a ellos, los internos también elaboran tarjetas navideñas para que puedan felicitar las fiestas a sus seres queridos. “Sus cartas suelen ser muy emotivas y sinceras, y de esta forma sienten que ofrecen lo que tienen a su alcance para estar más cerca de sus familias”, señala la coordinadora de este programa de Cáritas.
En todos los casos, la Navidad es el hilo conductor en los talleres previos a las celebraciones y eso hace que se preparen para recibirla. “Siempre tenemos un sabor agridulce en estas fechas porque, aunque intentamos que el ambiente sea especial cuando estamos juntos, sabemos que, una vez que nos vamos, la soledad y el silencio de las celdas son más fuertes que todo el trabajo que podamos realizar”, lamenta Almudena.
Un acompañamiento imprescindible
Por eso, a su juicio, las visitas de los seres queridos son fundamentales en esta época, “aunque solo sea por el hecho de compartir un “cachito de turrón” en los vis a vis”, señala.
De hecho, Alba Crespo y Tyler Prados, estudiantes en prácticas y antes voluntarios de Cáritas en la Prisión de Topas, tratan de acudir más a menudo para “brindar apoyo adicional” a las personas privadas de libertad. “El ambiente en la época navideña es un poco nostálgico. Nosotros intentamos estar disponibles para escuchar y crear un espacio de confianza donde los internos se sientan cómodos para expresarse –destacan Alba y Tyler–. Es importante recordar que, aunque están en una situación difícil, siguen siendo personas con historias y sentimientos. Intentamos ver solamente a la persona que tenemos delante con todas sus capacidades y oportunidades, y sin juzgar. Ya fueron juzgados y ya están cumpliendo su condena”.
Carlos cuenta que la primera Navidad en la cárcel fue la más dura “porque es todo nuevo”. “Te vas acostumbrando porque no te queda otra”, afirma. Este año está “muy contento” porque se va de permiso y celebra la Nochevieja “con los compañeros” en el Centro de Inserción Social Dorado Montero, de Cáritas Salamanca.
“Te vas acostumbrando porque no te queda otra”, afirma Carlos. Este año está “muy contento” porque se va de permiso y celebra la Nochevieja “con los compañeros” en el Centro de Inserción Social Dorado Montero, de Cáritas Salamanca
Celebrar al Niño Jesús
“Si de todo esto podemos sacar algo positivo, es que nos ayuda a poner en valor lo realmente importante de estas fechas y que, en el exterior, muchas veces olvidamos: que lo material y el consumismo son elementos efímeros que nos dan una falsa sensación de felicidad y que nos alejan del verdadero sentido de la Navidad, que es la celebración del Nacimiento del Niño Jesús –recuerda Almudena Iglesias–. Intentamos valorar a las personas, las relaciones humanas y la grandeza de poder crear familia en un entorno hostil”.
Un liptub para felicitar la Navidad
El Programa de Intervención en Prisión de Cáritas Salamanca acompaña a las personas privadas de libertad antes, durante y después de su paso por prisión. El Centro de Inserción Social Dorado Montero es un espacio de Cáritas que acoge a los reclusos que disfrutan de permisos ordinarios, los que están con el tercer grado y los que se hallan en libertad condicional o definitiva.
Esta Navidad, las personas que están en el centro, junto con los trabajadores y voluntarios, han decidido realizar un liptub (vídeo musical hecho por aficionados) para felicitar las fiestas a sus familiares y sus seres queridos; y para compartir en redes. “De esta manera, pretendemos visibilizar la realidad de las personas privadas de libertad y no olvidarnos de ellas, especialmente en estas fechas”, explica Almudena Iglesias.