Teo Lazo, cooperante de Cáritas Española en Etiopía.

Gema Martín Borrego. Cáritas Española

El zamorano Teo Lazo lleva solo seis meses trabajando como cooperante de Cáritas Española en Etiopía, pero acumula más de diez años de vínculo con este país del Cuerno de África. Fue allí donde inició su trayectoria en el mundo de la cooperación y la ayuda humanitaria. Su testimonio, al igual que el de tantos otros cooperantes españoles que residen y trabajan en las comunidades más pobres y desafiantes del mundo, nos inspira a seguir soñando con la construcción de una sociedad más justa.

Todo empezó en La India

“Conocí el mundo de la cooperación gracias a unos amigos que trabajaban en la Fundación Vicente Ferrer, en Anantapur [India] –recuerda Teo –. Un verano los acompañé y quedé enamorado de lo que hacían. Conocí sus proyectos de cooperación y pensé que yo también quería contribuir, de alguna manera y en la medida de mis posibilidades, a la construcción de un mundo más equitativo”.

Dicho y hecho. En 2013, Teo comenzó a colaborar con las Hermanas Salesianas en Etiopía. Inicialmente en la gestión de una pequeña facultad de informática en Zway, y en actividades educativas en su colegio de primaria y secundaria. Posteriormente, se involucró en proyectos financiados por diferentes donantes dentro de la misión de las hermanas. 

Durante esta primera etapa en Etiopía, Teo vivió una de las experiencias más impactantes de su carrera, marcada por la tragedia de los más vulnerables. “En 2016 visitamos Sudán del Sur, poco después de la terrible guerra civil que sufrió el país. Recorrimos los proyectos de las Hermanas Salesianas y fuimos testigos de una crisis humanitaria devastadora, con millones de personas desplazadas que carecían de lo más básico. Faltaban alimentos, agua y servicios médicos, y la infraestructura estaba completamente destruida. Ver a las comunidades tratando de reconstruir sus vidas en medio de tanta devastación fue impactante”, recuerda.

Lo mejor de la cooperación

En 2017, Teo dejó Etiopía, pero cinco años y una pandemia después, en 2023, regresó al país africano con otra ONG. En abril de 2024, comenzó su trabajo en Cáritas Española. “Ahora trabajo en las regiones de Oromía y Tigray en proyectos relacionados con la recuperación de medios de vida, el género, el desarrollo rural y la seguridad alimentaria. En Meki tenemos un proyecto financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), donde apoyamos a las comunidades locales para mejorar su calidad de vida y fortalecer su capacidad de resiliencia”, explica.

“Interactuar con estas personas es lo mejor de mi trabajo. Creo que cada proyecto es un aprendizaje. Cuando vas a ‘terreno’ y conoces a la gente de la comunidad con la que vas a trabajar, te cuentan sus necesidades, descubres su fortaleza y su determinación y ves que, con tu trabajo puedes ayudar aunque sea un poco, es algo muy satisfactorio”, afirma este cooperante.

Y es que las comunidades con las que Teo trabaja en Etiopía enfrentan múltiples necesidades: “desde la falta de acceso a agua potable y servicios de salud, hasta la inseguridad alimentaria, el subdesarrollo rural y la desigualdad de género, que se manifiesta en la educación, los matrimonios tempranos, la violencia de género, la desigualdad económica y la baja participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida”.

Ser cooperante en Cáritas

El trabajo de Cáritas en Etiopía, cuenta Teo, se centra en abordar estas necesidades de manera integral. Su día a día transcurre entre la oficina de Addis Abeba (la capital del país) donde coordina y planifica los diferentes proyectos, y las visitas a las comunidades donde ponen en marcha esos proyectos. “En dichas visitas nos reunimos con las comunidades, interactuamos con los beneficiarios y evaluamos el progreso y los resultados de esas iniciativas”. 

“Uno de los aspectos más importantes del trabajo en Cáritas es su red. Tenemos la posibilidad de llegar a muchas regiones del mundo trabajando con las Cáritas Diocesanas presentes en cada país –cuenta nuestro cooperante–. En el caso de Etiopía, conocemos las necesidades de las comunidades ya que Cáritas forma parte de cada comunidad dentro de su Diócesis. De esta forma es fácil comprender hacia dónde dirigir nuestro trabajo en cada Diócesis”.

Para Teo, “ser cooperante en Cáritas es una experiencia enriquecedora, porque esta entidad se destaca por su compromiso con los valores humanitarios y su enfoque integral en el desarrollo humano”.