El voluntariado, faro de nuestra misión

Asamblea General de Cáritas
La LXXXIV Asamblea General de Cáritas, celebrada a finales de junio, se ha centrado en el objetivo de renovar la misión del voluntariado. Los representantes de las 70 Cáritas Diocesanas de nuestro país, presentes en el la Asamblea, han constatado que “la construcción de una Estrategia de Voluntariado Confederal, marcada por el protagonismo de los voluntarios, está ya en marcha” y que contamos con “el tesoro de decenas de miles de personas que cada día llevan esperanza a quienes son descartadas por nuestra sociedad”.
Esta es la declaración final de la Asamblea:
“Esperanza y paz. Estas han sido las palabras inspiradoras de la LXXXIV Asamblea General de Cáritas, un espacio anual confederal donde se han enlazado la memoria agradecida del magisterio del Papa Francisco y el gozo por la elección de León XIV como sucesor de Pedro.
En momentos de especial violencia en el mundo nos unimos a él en sus primeras palabras “¡La paz esté con todos ustedes!”— y una llamada urgente a trabajar por “una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante”.
No cabía mejor prefacio espiritual para estas jornadas en las que representantes de las 70 Cáritas Diocesanas hemos participado tras la celebración del Día de Caridad en la fiesta del Corpus Christi, que este año celebramos bajo el lema “Mientras haya personas, hay esperanza”.
En un tiempo que sigue marcado por la exclusión y la violencia, este mensaje quiere ser una invitación colectiva a alejar nuestros corazones de la tentación de lo negativo y reorientarlos a la esperanza del Jubileo: el deseo y la expectativa profunda de bien, de amor y de fraternidad humana.
Necesitamos conjurar la tentación de ceder ante la negatividad y el mal, y poner el foco en lo bueno que hay en el mundo. Un propósito para el que la esperanza nos ayuda, como virtud teologal sumada a la fe y a la caridad, la mayor de ellas, a actuar como semillas de fraternidad que germinan en cada persona en forma de pequeños gestos y acciones capaces de contagiar a los demás.
Una misión compartida que crece con el voluntariado
Este año la Asamblea se ha centrado en el objetivo de renovar la misión del voluntariado.
Hemos analizado y validado el proceso de reflexión llevado a cabo en los últimos dos años sobre el papel esencial que nuestras decenas de miles de voluntarios y voluntarias desempeñan en el ser y hacer de nuestra Confederación.
Este camino ha sido una oportunidad para revisar de forma comunitaria cómo queremos cuidar el vínculo que nos une en Cáritas: una vocación de servicio que no distingue entre roles, sino que se enraíza en la misma llamada a ser Iglesia samaritana.
Hemos constatado que el proceso de construcción de una Estrategia de Voluntariado confederal está ya en marcha, marcado por el protagonismo de las personas voluntarias, por la innovación metodológica, y de acuerdo a un enfoque global que implique al conjunto de la organización en este cambio.
El resultado de este proceso nos confirma que el momento del Voluntariado en Cáritas es apasionante y que contamos con el tesoro de decenas de miles de personas voluntarias que cada día siembran esperanza en los procesos de acompañamiento a quienes son descartadas por nuestra sociedad.
En la Asamblea hemos constatado también los cambios que se tienen que impulsar tanto en las personas como en la institución para que el futuro nos encuentre preparados con un voluntariado capaz de ir cambiando con la sociedad. Apostamos, para ello, por construir una Cáritas que responda a los retos que las personas voluntarias han identificado como prioritarios:
- Promover un acompañamiento y una formación más adaptadas a las necesidades del voluntariado.
- Acoger la diversidad de nuestro voluntariado y asumir mayor flexibilidad.
- Favorecer el protagonismo del voluntariado y la construcción de vínculos comunitarios.
- Mejorar nuestra comunicación interna con las personas voluntarias y la comunicación a la sociedad sobre qué es y qué hace el voluntariado en Cáritas.
- Cultivar la identidad de Cáritas y el sentido del voluntariado como acción social transformadora.
- Acometer cambios organizativos que respondan a la necesidad de acompañar más y mejor a las personas voluntarias.
Además, se han ofrecido herramientas para que las Cáritas Diocesanas trabajen, posibles soluciones prácticas para alcanzarlos, además de identificar zonas de trabajo, rol de los agentes y resultados esperados.
El proceso de cambio manifestado por nuestras personas voluntarias, en este proceso de dos años, no apunta a un simple lavado de cara ni a emprender acciones aisladas de los agentes que en cada territorio “llevan” el tema de voluntariado. Supone, ante todo, una oportunidad de transformación para las Cáritas, a las que llamamos a plasmar en sus planes y estrategias de voluntariado los itinerarios para que todas las personas de la organización se impliquen en desarrollar su misión de manera diferente. Es el momento de que todos los agentes—directivos, sacerdotes, técnicos, voluntarios y participantes— avancemos con determinación, desde nuestras respetivas responsabilidades, en la misma dirección.
Un momento especial de esta Asamblea ha sido el espacio dedicado al agradecimiento y reconocimiento de toda la Confederación a los miles de personas voluntarias que estuvieron y siguen estando en primera línea en las inundaciones sufridas en España en el 2024.
Ellas siguen siendo para todas las víctimas motivo de esperanza y compromiso humano.
Testigos de luz y portadores de esperanza
En esta Asamblea hemos compartido también, desde la experiencia diaria de cada uno de nuestros territorios diocesanos, la realidad social cada vez más frágil y vulnerable que afrontan, dentro y fuera de España, las personas y familias vulnerables a las que dedicamos todas nuestras capacidades. Siguen siendo muchos quienes llegan a nuestras Cáritas demandando apoyo y ayuda, y cuyas dramáticas situaciones de vulnerabilidad son difíciles de resolver en el corto y medio plazo. Nuestra misión, que nos anima a escuchar y acoger a estos excluidos, nos exige también denunciar el escándalo persistente de unas estructuras sociales, políticas y económicas generadoras de una desigualdad intolerable. No queremos mirar hacia otro lado cuando se siguen frenando las medidas necesarias que garanticen condiciones de vida dignas y duraderas para las personas que acompañamos en nuestras comunidades y barrios.
Apostamos, en suma, por tejer juntos, en colaboración con toda la sociedad, una nueva fraternidad y una amistad social basada en los cuidados y el acompañamiento, confiados de que trabajar por la justicia desde la caridad es una forma de vivir en esperanza. Lanzamos desde esta Asamblea una invitación a ser testigos de luz y portadores de esperanza en medio de una sociedad que, si a veces proyecta sombras en la senda de la justicia y la fraternidad, en otras es capaz de entregarse con una generosidad que nos recuerda que somos una sola familia humana llamada a ser, como reza el lema del Papa León XIV, «In Illo uno unum» («En el único Cristo somos uno»).
Confesamos a Jesucristo como la esperanza que no defrauda y que nos convoca a ser signos de ternura, de cuidado, de alegría y de confianza con todos los heridos del camino, los desesperanzados, los que tienen hambre y sed de justicia.