Ante la falta de ayudas públicas y las dificultades para conciliar, las familias se están uniendo a grupos de crianza compartida. En este reportaje te hablamos de uno de ellos creado por Cáritas Barcelona para el apoyo a familias vulnerables con hijos menores de tres años.

Gema Martin Borrego. Cáritas Española

En los últimos tiempos, han surgido por todo el país, especialmente en las grandes ciudades, comunidades de crianza: espacios donde padres y madres encuentran en otros progenitores el apoyo que les falta en una sociedad tan individualista como la actual. En una realidad donde conciliar los cuidados con el trabajo resulta extremadamente difícil y la familia extensa está desapareciendo, estas comunidades ofrecen un entorno de apoyo. Funcionan como una suerte de tribu o pequeño pueblo de la España vaciada, donde los padres comparten experiencias, consejos e incluso ayuda mutua para el cuidado de sus hijos.

Para familias vulnerables

Si estos espacios cumplen una importante labor para aquellos padres que se sienten solos en el cuidado de sus hijos, cuánto más lo harán en el caso de las familias vulnerables. Hace unos años Cáritas Diocesana de Barcelona puso en marcha el proyecto Espai Polivalent en la Parroquia de Santa María Magdalena, ubicada en Les Roquetes, uno de los barrios con más población migrante de la ciudad. 

“En ese momento nos dimos cuenta de que había una necesidad muy importante de dar respuesta a familias en situación de vulnerabilidad con hijos menores de tres años. Hay que recordar que veníamos de un contexto de pandemia [el proyecto nació en 2021] y esas necesidades de apoyo y acompañamiento se habían acentuado todavía más”, explica Àlex Vilas, codirector y educador social del Espai Polivalent. 

Así se puso en marcha el “Espacio Crianza”, en el que una educadora social, una psicóloga, dos voluntarias de Cáritas y una trabajadora social como referente, “intentan hacer un acompañamiento, lo más integral posible, para dar respuesta a todas las necesidades de las familias, con una mirada bidireccional, centrada tanto en el bebé como en la madre [la inmensa mayoría de las personas que acuden son mujeres] y desde una dimensión comunitaria”, detalla Àlex

Criar en soledad

Actualmente, acompañan a siete familias, todas ellas migrantes del Magreb y de América Latina y “muy vulnerables”. “Hay que pensar que llevan poco tiempo en el país y ni siquiera tienen su situación regularizada, lo que complica su realidad familiar, porque no pueden acceder a un puesto de trabajo estable. 

Normalmente viven en habitaciones compartidas por las que pagan mucho dinero sin ningún tipo de garantía –añade Àlex–. Además, la figura paterna es casi siempre inexistente, bien porque está trabajando o por otros motivos”.

Este es el caso de Suany, una hondureña de 33 años que cría sola a su hija Valentina, de diez meses. Suany obtiene algunos ingresos trabajando en tareas domésticas, lo que complica el cuidado de su hija. “Si me lo permiten, me llevo a Valentina a las casas donde limpio. Si no, pago a una chica para que se quede con ella. Es muy difícil, a veces tengo que levantarla muy temprano o hace mucho calor. Además, si estoy trabajando, no puedo estar pendiente de ella”, se lamente Suany.

En lo que respecta a la crianza, Àlex Vilas cuenta que, entre las mamás, hay muchos miedos y también dudas y contradicciones sobre las diferentes metodologías de crianza según el país de origen. “A todo ello hay que sumarle el duelo migratorio que están viviendo”. 

Apoyo emocional

Por eso, el apoyo emocional a las familias y entre ellas, es fundamental. “Acompañamos a las mamás en la resolución de dudas e inquietudes sobre la crianza, en las rutinas del día a día con sus hijos y en gestiones como la inscripción a la guardería. Pero también se hace mucho acompañamiento a nivel emocional”, apunta Àlex. 

“Este lugar ha sido un gran apoyo psicológico para mí y una guía para la toma de decisiones como madre primeriza. Además, ha compensado el hecho de no tener la familia cerca porque he sentido a la gente del espacio como si fuera mi familia”, añade Suany. Ella se siente muy agradecida por la ayuda recibida, tanto del personal de Cáritas como del resto de mamás. A su vez, aporta algún consejo, algo de experiencia y ofrece su compañía. “Ya tengo un trato personal con las chicas que vienen, y de vez en cuando hacemos actividades fuera del centro”, cuenta. 

En efecto, en el Espacio de Crianza la acción comunitaria es también una parte fundamental del trabajo con las familias, con el objetivo de fortalecer su red social tanto dentro como fuera del centro. Esto se consigue haciendo salidas a diferentes espacios de la comunidad o colaborando con otras entidades vecinales y proyectos sociales. “En el Espai Polivalent pasan muchas personas que realizan diferentes actividades, y gracias a ello podemos crear sinergias entre todos, apunta Àlex. 

Cuidados en la comunidad

Àlex Vilas subraya que la falta de políticas eficaces de apoyo a las familias y de conciliación de las Administraciones públicas hacen muy importante la existencia de iniciativas como esta, basadas en los cuidados comunitarios. “Desde nuestro proyecto vemos cómo las personas, en el momento en el que se les facilitan las herramientas para organizarse colectivamente, se sienten más protegidas y, a la vez, más empoderadas para tirar hacia adelante”, insiste. Suany lo confirma: “he logrado hacer cosas que veía imposibles, porque nadie me había dicho cómo hacerlas”.