El ciclo de violencia que lleva décadas causando un enorme sufrimiento en Tierra Santa, estalló con virulencia el 7 de octubre. El papa Francisco expresó su dolor por las personas que sufren violencia entre Palestina e Israel y pidió orar por la paz para ambos pueblos. “Detengan los ataques y las armas, por favor”, clamó el Santo Padre.

Por su parte, el Patriarcado Latino de Jerusalén ha hecho “una llamada a la comunidad internacional y a los líderes religiosos de la región y del mundo, para que hagan todos los esfuerzos posibles para ayudar a reducir la tensión, restablecer la calma y trabajar para garantizar los derechos fundamentales de las personas en la región”.

Según expresaba el Patriarcado en una declaración, “el continuo derramamiento de sangre nos recuerda la urgente necesidad de encontrar una solución duradera y amplia al conflicto palestino-israelí en esta tierra, que está llamada a ser una tierra de justicia, paz y reconciliación entre los pueblos”.