Un año después de que varios seísmos sacudieran Turquía y Siria, sus gentes siguen necesitando ayuda humanitaria ante el olvido y el silencio de la comunidad internacional.

Adela Zamora. Cáritas Española

“Es muy importante que no caiga el silencio sobre esta tragedia y sobre las consecuencias que aún sufre la población”. El presidente de Cáritas Turquía y vicario apostólico de Anatolia, monseñor Paolo Bizzeti, pide “la ayuda de todo el mundo” para superar la emergencia causada por los terremotos que asolaron Turquía y Siria, el 6 de febrero de 2023. “Desgraciadamente, todavía no hemos salido de la emergencia; el número de personas desplazadas es elevado y la reconstrucción llevará mucho tiempo y recursos”.

En efecto, un año después de los devastadores seísmos la población sigue en una situación de “extrema necesidad”, especialmente en Siria, donde 15 millones de personas ya requerían ayuda humanitaria, antes de la catástrofe, debido a la guerra civil que está desangrando el país desde 2012. En la actualidad, y según la Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU (OCHA), la cifra se eleva a 16,7 millones de personas.

En este país, el terremoto costó la vida a casi 6.000 personas, hirió a más de 11.000 y afectó, de manera directa, a 8 millones.  Destruyó muchas viviendas y gran parte de una infraestructura que ya era muy frágil. Varios brotes de cólera y otras enfermedades infecciosas infundieron más pérdidas y miedo a una población muy maltratada.

Los sirios, marcados por el miedo

“El miedo está siempre presente en nuestra vida –reconoce Da’as Mtanios Al Jarrouj, un jubilado de Alepo, que también ha sido víctima del conflicto sirio–; el terremoto hizo que volviese ese sentimiento que tengo desde que mi nieta fue herida en la guerra”. 

Este jubilado, con cinco personas a su cargo, sobrevive gracias a la ayuda financiera de Cáritas Siria que le permite afrontar los gastos del hogar, alimentación, salud… “Es muy difícil seguir con nuestra vida, cuando los precios han subido tanto y no tienes capacidad para afrontarlos –explica–. Mi hijo va a la universidad y mi mujer necesita una operación que es muy cara”. 

Sin futuro

Cáritas denuncia que los medicamentos, alimentos y productos de primera necesidad están muy caros, como consecuencia de que la ayuda internacional a Siria está en descenso, “lo que dificulta, y va a dificultar aún más, que toda la población afectada pueda volver a su vida anterior”. Según la OCHA, 43.000 personas desplazadas por los terremotos aún no han regresado a sus hogares. Si la financiación no aumenta, se tardará más de cinco años en reasentar a las familias damnificadas. En la actualidad, cuatro de cada cinco personas de las regiones damnificadas viven en inseguridad alimentaria, y dos millones reciben, cada mes, asistencia alimentaria de las organizaciones humanitarias, entre ellas Cáritas Siria. 

Cáritas Siria –con el apoyo de otras organizaciones hermanas como Cáritas Española– ha distribuido ayuda de emergencia, a través de 71 centros, en las zonas más afectadas por el terremoto: alimentos, agua potable, kits de higiene, colchones, mantas… Además, ha prestado asistencia sanitaria, ha colaborado en la reconstrucción de 20 escuelas y ha proporcionado ayuda mensual para pagar el alquiler o adquirir alimentos y artículos de primera necesidad. 

Precariedad en Turquía

Nuestra organización hermana también continúa trabajando en el suroeste de Turquía, donde murieron 50.000 personas, más de 300.000 edificios resultaron dañados o destruidos, y la reconstrucción avanza muy lentamente.

No hay que olvidar, además, que Turquía acoge la mayor población de refugiados del mundo, con cerca de 4 millones de personas (3,6 millones son refugiados sirios) que ya eran muy vulnerables antes de los seísmos. 

Gülsüm es una de esas personas. Llegó hace diez años a Turquía desde Afganistán con toda su familia, en un peligroso viaje a través de Irán. Los seísmos fueron la última tragedia de una vida difícil. Dos de sus hijos murieron bajo los escombros de su casa y su marido perdió una pierna. Ahora el matrimonio y sus cuatro hijos no tienen casa, viven en una tienda de campaña y solo cuentan con los escasos ingresos que Gülsüm consigue con trabajos esporádicos. Al carecer de documentación no han tenido ayuda de la administración turca. La tienda en la que viven, sin cocina ni baño, se la ha dejado un vecino. 

Se estima que un millón de personas viven en asentamientos. Cáritas Turquía ha intentado mejorar su calidad de vida y que sus alojamientos temporales tuvieran ventiladores, refrigeradores y aparatos de calefacción. También ha ofrecido ayuda alimentaria, productos de primera necesidad y abrigo, ha pagado alquileres y ha proporcionado contenedores prefabricados a más de 70 familias. 

“Nadie escuchó nuestra voz; nadie preguntó por nosotros. Solo Cáritas. No existimos en las cifras oficiales”, se lamenta Gülsüm

Cáritas con Turquía y Siria

Cuando ha pasado un año tras los terremotos, miles de personas siguen viviendo en tiendas de campaña. Si la ayuda económica no aumenta, se tardará más de cinco años en reasentar a las familias afectadas por el seísmo y, en el caso de Siria, también por la guerra. Si puedes colabora en:


Caixabank ES69 2100 5731 7102 0044 7605

Banco Santander ES44 0049 6791 7222 1601 2127