Los niños de Gaza: sin una escuela a la que volver
El conflicto palestino-israelí ha acabado con todas las instituciones educativas y ha dejado muchos edificios en ruinas.
Departamento de Comunicación de Cáritas Jerusalén
Franja de Gaza: ‘’Serás mi escuela número uno. La educación es la clave para la paz y la prosperidad, y alimento para la mente’’. Este lema resonó una vez en los pasillos de la Escuela Sagrada Familia, en Gaza. Un centro que “era un faro de esperanza”, tal y como una vez nos dijo aquí, en las oficinas de Cáritas Jerusalén, el director de este centro educativo, el señor Waseem Kattan.
Hoy, esos pasillos están en silencio. La guerra en curso ha devastado las instalaciones educativas. Los niños y jóvenes de Gaza no solo han perdido un año de escolarización, sino que ahora también tienen la responsabilidad de mantener a sus familias, lo que hace que su regreso al sistema educativo sea incierto.
La educación, clave para la paz
Waseem Kattan, subdirector de la Escuela Sagrada Familia, vinculada al Patriarcado Latino de Jerusalén, ha sido un incansable defensor del acceso a la educación. Desde 2009, junto con la hermana Nevin Hakoura y su dedicado equipo, han trabajado por formar una generación intelectualmente consciente y científicamente educada. Kattan explica que la misión de la escuela siempre ha sido defender la educación para todos, además de crear graduados que ocupen altos cargos y trabajos exitosos en la sociedad.
El lema de la escuela sigue vigente:
“Siempre serás mi escuela número uno. La educación es la clave para la paz, la prosperidad y el alimento de la mente. El conocimiento es riqueza y la ignorancia es el enemigo. La educación perfecciona a la humanidad. Es su pasaporte a la universidad y a la educación superior”
Cifras
12 universidades de Gaza han sido bombardeadas y, en su mayor parte, destruidas.
Cerca de 400 escuelas han sido destruidas o dañadas
El Ministerio de Educación palestino ha informado de la muerte de más de :
4.327 estudiantes
231 maestros
94 profesores universitarios
Pero llegó la Guerra
Antes del estallido del conflicto, los estudiantes de Gaza asistían regularmente a sus escuelas –ya fueran gubernamentales, privadas o de la UNRWA (la agencia de la ONU que trabaja con los refugiados palestinos)–, y recibían una educación de calidad.
Desafortunadamente, la guerra ha destruido la mayoría de las instituciones educativas, dejando muchos edificios en ruinas. Se estima que más del 90% de las escuelas han sido destruidas, y los niños se ven obligados a aprender en entornos inseguros e inciertos.
George Anton, director administrativo de Cáritas Jerusalén en Gaza, lamenta que “todo el sistema educativo esté paralizado desde octubre de 2023”. “Las escuelas y universidades fueron bombardeadas. Actualmente no hay a dónde acudir”, explica.
Además de la destrucción física de las escuelas, el impacto psicológico en los niños es devastador. Anton subraya: “la guerra ha afectado a los menores en todos los ámbitos de su vida, especialmente en el psicológico. Ya han perdido un año completo de educación, con lo que ello conlleva a nivel social y educativo, y ahora están a punto de perder otro más”
Intentar dar clase en medio del caos
En un artículo titulado “La Iglesia Católica”, el padre Gabrielle Romanelli, del Patriarcado Latino, expresó la urgencia de revitalizar la educación incluso en medio de estas terribles circunstancias: “No podemos permitirnos el lujo de que nuestros hijos sigan sufriendo académicamente. La educación no es un privilegio, es la base de nuestro futuro. Debemos garantizar que nuestros jóvenes estén equipados con las herramientas que necesitan para reconstruir sus vidas y su sociedad”. El padre Romanelli también destacó la importancia de la estabilidad:
“Sin un sistema educativo estable, nuestras esperanzas de reconstruir nuestra vida, cuando llegue la paz, están en riesgo”
“Con este objetivo, y a pesar de los enormes desafíos que estamos enfrentando, se están llevando a cabo varias iniciativas para apoyar la educación de los niños y jóvenes en Gaza”, nos explicó George Anton en conversación telefónica desde la Franja. Cáritas Jerusalén, junto con otras organizaciones, ha estado a la vanguardia de estos esfuerzos. Un ejemplo es el establecimiento de un centro de educación informal en la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza. Este centro no sólo proporciona un espacio seguro para que los niños aprendan y crezcan, sino también asesoramiento psicológico para ayudarles a afrontar el trauma.
George reconoce que esta iniciativa ha tenido éxito debido a que no se han visto obligados a reubicarse constantemente, lo que ha permitido una enseñanza, no formal, estable. “De hecho, planeamos continuar con esta forma de educación hasta que termine la guerra”.
Escuelas amenazadas
Sin embargo, replicar este modelo en otras partes de la Franja de Gaza es difícil. Los docentes que intentan ofrecer educación informal de manera estable no lo logran, ya que están constantemente desplazándose debido a las incursiones y advertencias del ejército israelí. “Los profesores que buscaron refugio en las escuelas de la UNRWA intentaron ofrecer aprendizaje no formal, pero sus esfuerzos fueron obstaculizados cuando las instalaciones fueron bombardeadas o evacuadas”, explica Anton.
Para apoyar a estos docentes y alumnos, “la Escuela Sagrada Familia ha colaborado con el Ministerio de Educación para grabar clases que los estudiantes, en otras partes de Gaza, pueden ver online”, añade Anton.
Ayuda para el futuro
“Incluso si la guerra termina pronto, necesitaremos un tiempo considerable para reconstruirlo todo y poder enviar a nuestros hijos de nuevo a la escuela –continúa George–. La escasez de recursos afecta a todo, desde los libros de texto hasta las necesidades básicas como agua potable y electricidad. Los niños ya no se sienten seguros, y muchos luchan contra traumas y problemas de salud”.
El padre Romanelli destaca el papel clave del apoyo de los cristianos de todo el mundo en estos esfuerzos. “El apoyo que recibimos no solo ayuda a continuar la educación, sino que también envía un poderoso mensaje de solidaridad a nuestros niños, haciéndoles saber que no están solos”.
En última instancia, los desafíos educativos que enfrentan los niños y jóvenes en Gaza son inmensos, pero no insuperables. Gracias a los esfuerzos combinados de las organizaciones locales y la comunidad internacional, unido a la resiliencia de los propios niños, todavía hay esperanza de un futuro mejor. Como nos recuerda el Apocalipsis 21:4 (NVI) en la Santa Biblia: “Él enjugará cada lágrima de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni llanto, ni dolor, porque el antiguo orden de las cosas ha pasado”.
Cáritas con Tierra Santa
Se cumple un año de violencia y dolor en Tierra Santa. Desde Cáritas Jerusalén, y en medio de condiciones difícilmente soportables, siguen brindando atención médica primaria, apoyo psicosocial y ayuda económica a las familias. Súmate a este esfuerzo y haz un donativo.
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