La familia es clave para acabar con la transmisión intergeneracional de la pobreza

Gema Martin Borrego. Cáritas Española

Nacer en una familia, un barrio, una comunidad autónoma o un país concretos determina, en gran medida, cómo vivimos y también cómo morimos. Aunque los españoles somos afortunados por contar con sanidad, educación y servicios sociales que configuran nuestro idealizado Estado del Bienestar, la precariedad y la falta de recursos, que afectan cada vez más a los servicios públicos, hacen que salir del ciclo de la exclusión sea extremadamente difícil.

La pobreza se hereda

Así lo constató hace más de ocho años la Fundación FOESSA en su Informe sobre la Transmisión Intergeneracional de la Pobreza, que reflejó con datos una realidad que Cáritas Diocesanas de todo el país ya conocían por su trabajo con personas vulnerables: “La pobreza es algo que se puede heredar y que, de hecho, se hereda”.

No es extraño que hoy Cáritas atienda a los nietos de aquellas personas a las que ayudaron hace treinta años, tras haber acompañado también a sus padres. El informe reveló que el 81 % de las personas que fueron pobres en su infancia lo siguen siendo en la edad adulta, lo que llevó a Cáritas a replantearse su labor y a preguntarse cómo podían ser un freno real y eficaz para la transmisión de la pobreza, explica Quintín García, responsable del Programa de Infancia, Juventud y Familia de Cáritas Ávila.

La familia como valor

“Históricamente, los programas de infancia y juventud en Cáritas se enfocaban solo en los niños y adolescentes. Pero nos dimos cuenta de que, para romper con la transmisión de la pobreza, era fundamental incluir a la familia en el proceso”, cuenta Quintín.

“Nosotros hemos visto cómo muchos chavales han salido adelante, pero es clave que haya un acompañamiento integral. No se trata solo de dar apoyo escolar, sino de abordar todas las necesidades de la familia, desde la salud emocional hasta la estabilidad laboral”, añade. “Que una pareja esté desempleada, afecta a la pareja; pero que una pareja con hijos lo esté, afecta a los hijos”, subraya Quintín.

“¿Cómo un adolescente va a estar bien emocionalmente si no tiene para comprarse unas zapatillas o ir de excursión? ¿Cómo un niño va a tener las mismas oportunidades que su compañero de clase si no puede pagar clases extraescolares?”, se pregunta. Por eso, el trabajo integral, que abarca las necesidades familiares, emocionales, económicas y laborales, es fundamental. Desde este enfoque, Cáritas trabaja bajo cinco ejes clave: derechos humanos, integralidad, inclusión, comunidad y acción social. “Tampoco es suficiente con ayudar a las familias económicamente o dar clases de apoyo a los niños”, explica Quintín.

“Buscamos la implicación de las familias, promovemos hábitos saludables de vida y fomentamos la parentalidad positiva”

Quintín García Responsable del Programa de Infancia, Juventud y Familia de Cáritas Ávila.

El ejemplo de Zakia

El Programa de Infancia, Juventud y Familia de Cáritas Ávila atiende actualmente a unos 200 menores y 150 familias. Uno de estos casos es el de Zakia Addou, una mujer de 36 años, casada y con dos hijos, que ha encontrado en el acompañamiento integral una herramienta para romper el ciclo de la exclusión. “Cáritas nos ha ayudado a mi marido y a mí a tener trabajo y una estabilidad económica”, cuenta Zakia.

Mientras tanto, sus hijos acuden al local juvenil, donde reciben apoyo con los deberes y tienen un espacio seguro para jugar y relacionarse. “Desde que llegamos a España, teníamos claro que la prioridad eran nuestros hijos”, continúa Zakia.

Ella y su marido han procurado estar siempre presentes en la vida de sus hijos. “Nos organizamos para compartir momentos de calidad con ellos. Estamos muy pendientes de sus actividades y educación, e intentamos participar en los talleres intergeneracionales y en las formaciones sobre internet y otros temas en los que debemos estar actualizados”, relata.

“Nosotros apostamos desde el principio por la participación de las familias”, interviene Quintín. “Las animamos a tener, al menos, una tutoría al trimestre para informarles sobre sus hijos, y a unirse a los encuentros y charlas formativas que organizamos”.

Sin guetos

Cáritas también trabaja para eliminar barreras y generar espacios inclusivos. A través de campamentos y actividades deportivas abiertas a toda la comunidad, busca que los niños y sus familias tengan acceso a un entorno enriquecedor y libre de estigmas.

El hijo mayor de Zakia participa en actividades de ocio y campamentos abiertos a todo el mundo, no solo a participantes de Cáritas, y también ha conseguido una beca deportiva para jugar al fútbol en un equipo externo. La comunidad es un pilar fundamental en la inclusión.

“No podemos aislar a estas familias ni generar guetos”, dice Quintín. “Los niños necesitan entornos mixtos, diversidad, referentes positivos. Si solo conviven con otros niños en su misma situación de pobreza, las oportunidades de cambio se reducen”.

“Nuestro objetivo es que los niños y niñas que hoy acompañamos no hereden las situaciones de vulnerabilidad de sus familias. Queremos que sean personas críticas, que puedan transformar su realidad y la de su comunidad”, concluye Quintín.