Semillas de futuro
El proyecto “La Semilla”, de Cáritas Ciudad Real, apoya el autoempleo de las personas que tienen más dificultades para encontrar un trabajo por cuenta ajena
Lucas Izquierdo. Cáritas Española
Ana es una mujer de Ciudad Real que ha trabajado como administrativa durante dos décadas de su vida. Cuando cumplió 44 años, se encontró sin empleo y con tres niños muy pequeños, una situación familiar que le dificultaba, y mucho, encontrar trabajo. Por eso, decidió asociarse con Alba, de 22 años y con experiencia en hostelería, para crear su propio negocio. “A mi edad y con solo estudios básicos, es muy complicado encontrar un empleo por cuenta ajena en un sector que no sea aquel al que me he dedicado durante los últimos años y que, además, desgasta muchísimo”, cuenta Alba.
Vídeo explicativo del “Proyecto de Autoempleo La Semilla”, creado en 2021 por Cáritas Ciudad Real.
El reto de emprender
Decidieron apostar por un nicho inexplorado en la ciudad y abrir una pastelería —que también es cafetería y tetería— especializada en dulces árabes. Solo les faltaba “un pico económico” para poner en marcha el negocio de la mano de Inciso Cuida, una iniciativa que fomenta el emprendimiento en la economía social. Fue esta entidad la que las dirigió a Cáritas Diocesana de Ciudad Real, que cuenta con un proyecto de autoempleo llamado La Semilla, destinado a ofrecer apoyo financiero y asesoramiento a quienes desean iniciar o mantener una actividad empresarial.
“Emprender sin recursos fue un reto, pero con esfuerzo, paciencia y apoyo, lo logramos”, explican Ana y Alba. La ayuda de Cáritas resultó clave. Con una primera aportación de 4.800 euros a fondo perdido y un préstamo posterior de 4.000 euros para adaptar las instalaciones y los servicios de cara al verano, consiguieron sacar adelante su negocio. “Empezamos con cero euros en el bolsillo, y cada paso ha sido un esfuerzo enorme”, cuentan con orgullo.
Ayudas a fondo “ganado”
El proyecto La Semilla nació en 2019, vinculado al Fondo Diocesano por el Empleo (FDE), que a su vez surgió en respuesta a la crisis económica de 2008, impulsado por el entonces obispo de Ciudad Real, Antonio Algora Hernando. La propuesta inicial contemplaba la concesión de microcréditos sin intereses, pero la experiencia evidenció las dificultades de devolución. En consecuencia, el modelo evolucionó hacia ayudas directas.
“No solo damos apoyo económico”, interviene Carmen Ruiz Parra, coordinadora del Programa de Empleo de Cáritas Ciudad Real, quien prefiere hablar de “ayudas a fondo ganado”. “Nosotros acompañamos a las personas durante todo el proceso”, añade.
El programa se articula en dos pilares. Por un lado, la formación en emprendimiento, que proporciona las herramientas necesarias para afrontar los desafíos del autoempleo. “Es fundamental que entiendan cómo funciona un negocio, desde la gestión de gastos hasta el trato con los clientes”, añade la coordinadora de Empleo de Cáritas Ciudad Real. Por otro, las subvenciones económicas, que cubren gastos esenciales como alquileres, cuotas de autónomo o equipamiento.
El proceso arranca con una evaluación del proyecto. Desde los servicios de Apoyo al Autoempleo de Cáritas se realiza un estudio de viabilidad del mismo y se orienta a la persona sobre cómo dar de alta una empresa, fórmulas de financiación, etc. Si la propuesta es viable, el solicitante recibe apoyo financiero durante seis meses y un seguimiento mensual para garantizar la sostenibilidad del negocio. “Nos reunimos con ellos, los orientamos y vemos cómo van avanzando”, detalla Carmen.
Un proyecto de éxito
En estos seis años, el programa ha respaldado veinte iniciativas, de las cuales diecisiete siguen operativas. Entre ellas hay una peluquería, un lavadero de coches, una floristería, un estudio de fotografía, un restaurante, una tienda de encurtidos, otra de arreglos de ropa y una pequeña empresa de marketing digital. Los beneficiarios reflejan una realidad plural: un 70 % son migrantes procedentes de Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y Georgia; el 60 % son mujeres; y la mayoría supera los 45 años.
En una provincia con oportunidades laborales limitadas, iniciativas como La Semilla ofrecen un horizonte de esperanza. Más allá de la ayuda económica, el programa fomenta la independencia y la dignidad de quienes buscan una salida a la precariedad.

La historia de Revaz
“No me rindo, y eso es de lo que más orgulloso me siento”, nos dice Revaz, otra de las personas participantes en “La Semilla”. Es un joven de 24 años originario de Georgia, que hizo de la barbería su modo de vida. “La idea de ser peluquero surge de mi tío al que he visto, durante años, cortar el pelo de mi familia. Siempre me llamó la atención la habilidad que tenía con las tijeras”, relata. Sin posibilidad de trabajar por cuenta ajena debido a su situación administrativa irregular, vio en el autoempleo la única opción de regularizar su situación y conseguir un empleo estable. “Cáritas cubrió mis primeros seis meses de alquiler y autónomo. Hoy, tres años después, sigo aquí y con más clientes”, afirma con satisfacción.

“Cáritas cubrió mis primeros seis meses de alquiler y autónomo. Hoy, tres años después, sigo aquí y con más clientes”, afirma
con satisfacción.