En este tiempo de Navidad tenemos la oportunidad de ser las personas que estamos llamadas a ser, esas personas que, a pesar de ser frágiles y vulnerables, somos capaces de hacer cosas grandes y hermosas para mejorar la vida de aquellos que tenemos a nuestro alrededor.

Eva San Martín. Equipo de Sensibilización de Cáritas Española

Generosidad para los demás

En Navidad sacamos a la luz nuestra capacidad de brillar con generosidad para los demás a través de una mirada, una sonrisa, un gesto sencillo y solidario con el que expresamos que otras personas, otras realidades y acontecimientos que ocurren cerca y lejos de nuestra vida, nos importan de verdad.

Sin embargo, en medio del frenesí navideño, nuevos focos de guerra y de desplazamientos forzosos nos llenan de angustia, y las imágenes de miles de seres humanos sufriendo impotentes, nos sobrepasan; el reloj del cambio climático parece haber comenzado una marcha atrás sin retorno en la que se pone de manifiesto la desbocada intervención humana sobre la naturaleza en los últimos siglos, como expresa el papa Francisco en su última encíclica Laudate deum.

Las guerras en Ucrania y en Tierra Santa nos siguen alertando de la necesidad urgente de construir caminos de paz y de entendimiento, y nos empujan a transitar entre la necesidad de sostener la esperanza y la desigualdad que ahoga a miles de personas en la pobreza y en la falta de oportunidades para salir de ella.

En estos días veremos la Navidad llena de luces, de alegría, de fiesta, de ganas de celebrar esa sed de esperanza y de luz que todas las personas necesitamos para vivir; pero también estará esa Navidad que sentimos lejana y que nos cuesta ver, la que permanece escondida tras las luces brillantes que nos deslumbran y nos impiden ver las sombras de la pobreza y la soledad en muchos hogares, las sombras de los que buscan un lugar, una tierra, una casa para ser y vivir; las sombras que ocultan los sueños de paz y de convivencia en tantos lugares del planeta.

Vive esta Navidad con un propósito nuevo

Vivir una Navidad distinta, más humana, menos consumista, en la que no nos dejemos cegar por las luces de la apariencia y de la superficialidad, depende de cada uno de nosotros y nosotras. Tenemos el reto de enfocar la mirada y aprender a contemplar el mundo, nuestra propia vida y la de los demás, con la mirada amorosa de Dios.

Es tiempo de esperanza; pero no la busques fuera. La esperanza está dentro de ti, y esta Navidad tu único propósito puede ser este: ser esperanza; compartir esperanza; alumbrar esperanza.

Vivamos este tiempo de Navidad con una mirada nueva que dialogue y comprenda, que se compadezca y se llene de ternura, que invite a tejer encuentros y gestos sencillos que aporten alegría, descanso y esperanza a quien los reciba.

Esta navidad, tú tienes mucho que ver

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