Acoger personas, construir comunidad
Cáritas apuesta por sensibilizar sobre la migración y crear espacios de convivencia multicultural para que nuestros pueblos y ciudades se conviertan en verdaderas comunidades de acogida.
Gema Martín Borrego. Cáritas Española
La falta de comprensión sobre la movilidad humana sigue siendo un obstáculo para la integración social y el reconocimiento del valor que aportan las personas migrantes a las comunidades de acogida. Según Marta López-Tortosa, responsable del programa de Migraciones en Cáritas Murcia, “muchas personas creen que los migrantes tienen todo tipo de prestaciones y desconocen que esto es mentira y que, realmente, tienen muchas dificultades para acceder a sus derechos”. Por ello, Cáritas apuesta por la sensibilización desde edades tempranas. “Vamos a colegios con los chavales de las casas de acogida de Cáritas para que cuenten ellos mismos lo que han vivido”.
Aunque en la diócesis “no hay grandes problemas de convivencia”, Marta reconoce que en Cáritas han tenido algún problema al abrir nuevas viviendas de acogida. “En zonas residenciales donde los vecinos no están acostumbrados a este tipo de recursos, hemos tenido reticencias iniciales, que se han ido solucionando con el tiempo, cuando los vecinos han visto que no surgían problemas”.
Aprender a convivir
Para esta trabajadora de Cáritas, combatir prejuicios se ha convertido en una urgencia. “Todas las entidades sociales tenemos que tener un discurso común y desmentir esos bulos”. Uno de los conceptos más malinterpretados, explica Marta, es el de integración: “A veces, cuando hablamos de integración, parece que queremos obligar a las personas a adquirir nuestras costumbres; y, en realidad, lo que deberíamos hacer es convivir y respetar la cultura de cada uno”, opina Marta, que entiende la integración como “la posibilidad de tener una vida digna, acceder a derechos y convivir con la comunidad en la que se reside”.
Las parroquias juegan un papel clave en el proceso. “Intentamos involucrar a la comunidad cristiana. Los sacerdotes son clave para poder implicar a su comunidad”. En pueblos como Cehegín y Bullas, donde Cáritas tiene viviendas para familias migrantes, la convivencia es muy buena. “Las familias se han vinculado tanto a la parroquia como a los vecinos. Tienen amistades, redes de apoyo y han conseguido trabajo estable”.
Crear comunidad
Marta no ve la integración como un deber que cumplir, sino como un camino hacia la convivencia que todos debemos recorrer juntos.
Cáritas Murcia lleva años trabajando en el acompañamiento a las personas migrantes, no solo cubriendo necesidades urgentes, sino también promoviendo una acogida basada en la comunidad y en el respeto multicultural.
El servicio a las personas migrantes abarca distintas áreas: “Tenemos servicio de asesoramiento en materia de documentación y extranjería”. Estos servicios no solo resuelven dudas legales: también ayudan al aprendizaje del idioma, que es la llave para abrir muchas puertas. “Desde hace un par de años estamos poniendo la mirada en el acceso a todos los derechos de las personas que se encuentran en situación irregular: salud, educación, vivienda…”, añade Marta.
El reto es dar una respuesta integral, que no solo cubra la urgencia, sino que apueste por la dignidad y la autonomía de las personas. No se trata solo de ofrecer recursos o servicios: la clave está en crear comunidad.

Estereotipos contra la convivencia
Nivel Técnico Mixto de Movilidad Humana de Cáritas Española
La migración es uno de los fenómenos más relevantes de nuestras sociedades; sin embargo, en algunas ocasiones, la percepción que tenemos está marcada por estereotipos y prejuicios que dificultan la convivencia.
Cierto es que, aunque la inmigración ha tenido un impacto positivo en España en términos económicos y sociales, la percepción pública no refleja esta realidad. En octubre de 2024, el CIS señalaba que la inmigración se percibía como el principal problema del país. Esta brecha entre percepción y realidad se explica por factores como el contexto económico, la situación administrativa de los migrantes, el discurso político polarizado y el tratamiento alarmista de los medios de comunicación, que han amplificado los estereotipos negativos y los prejuicios. No podemos soslayar tampoco el auge de la extrema derecha en Europa, que utiliza la migración como arma política y contribuye a que se perciba como una amenaza.
Los estereotipos más comunes —como que los migrantes “quitan el trabajo”, “colapsan los servicios públicos” o “aumentan la delincuencia”— no se corresponden con los datos objetivos, pero persisten porque los prejuicios están arraigados en factores emocionales y cognitivos. El cerebro humano tiende a buscar información que confirme sus creencias, lo que hace que los prejuicios sean resistentes a los hechos.
En Cáritas entendemos que existen una serie de herramientas que pueden ayudarnos a construir sociedades más fraternas e inclusivas, en las que no tengan cabida los prejuicios. Estas herramientas son la educación, el contacto directo entre comunidades diversas, la promoción de narrativas positivas o las políticas públicas que garanticen la inclusión.
Por eso, apostamos por la acogida y por generar espacios de convivencia intercultural. Solo humanizando la migración y fomentando el encuentro se puede transformar el miedo en comprensión y solidaridad, construyendo una sociedad más inclusiva y respetuosa con la diversidad.