La guerra de Sudán provoca, según la ONU, la más grave crisis humanitaria del mundo, ante la ignorancia y la pasividad de la comunidad internacional.

Lucas Izquierdo. Cáritas Española

Con las guerras de Gaza y Ucrania copando toda la información internacional que se ofrece en España, pareciera que, milagrosamente, el resto de conflictos hubiera desaparecido del mapa, sobre todo, del de África, que hasta la fecha era el continente más afectado por la violencia.

¿Acaso ha ocurrido un milagro y, por fin, han terminado los enfrentamientos armados que están desangrando África desde hace décadas? Para desgracia de sus ciudadanos, eso no ha sucedido. Esta sigue siendo la región del mundo con más conflictos activos; pero hemos decidido no verlos. Uno de los más cruentos es el de Sudán, que lleva ya un año de infausto recorrido –comenzó en abril de 2023– sin que apenas hayamos tenido noticias de la crisis humanitaria que ha desatado, considerada por la ONU la más grave del mundo en cuanto a desplazamientos forzosos y hambruna.

A un paso de la hambruna

Según denuncia este organismo internacional, casi 14 meses de guerra civil entre el ejército sudanés y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han dejado un legado de “destrucción, saqueos, violaciones, asesinatos y hambre” en un país tristemente acostumbrado a la violencia desde hace décadas. A fecha de mayo de 2024, los combates entre las dos facciones enfrentadas y los ataques contra civiles habían obligado a 8,6 millones de personas (4 millones de niños) a abandonar sus hogares en busca de seguridad dentro y fuera de Sudán. La mitad de su población (25 millones de personas) necesita asistencia humanitaria urgente, 18 millones sufren inseguridad alimentaria aguda y 5 millones están a un paso de la hambruna.

Algunos miembros de la red internacional de Cáritas, que llevaban años trabajando en el país como la CRS americana y Cafod (Irlanta), se han visto obligados a cesar sus operaciones, casi totalmente, al perder prácticamente todos sus almacenes y tener que rescatar de urgencia a sus trabajadores.

Una crisis que avanza

“El deterioro de la situación es imparable y se está extendiendo rápidamente por toda la región, porque varios de sus países vecinos, al tiempo que se enfrentan a sus propias crisis, están recibiendo miles de refugiados y retornados procedentes de Sudán”, advierte Fátima Zidán, responsable de Cáritas Española en el Cuerno de África. 

En efecto, de los dos millones de sudaneses que han cruzado la frontera, 1,8 millones han huido a Chad, República Centroafricana, Egipto, Etiopía y Sudán del Sur, país que ha recibido al 30% de todos los refugiados.

“Desde que empezó la crisis, el año pasado, estamos intentando dar respuesta a estas personas, incluidos los miles de sur sudaneses que huyeron al país vecino escapando de la violencia del nuestro, y ahora están intentando retornar a sus lugares de origen, pero carecen de medios para lograrlo –apunta Gabriel Yai Avop–. Estamos atendiendo las necesidades básicas de las mujeres con niños, los ancianos…, en definitiva, las personas más vulnerables, porque no podemos atender a todos los que quisiéramos… Les apoyamos con alimentos, transporte, refugio y materiales básicos en su camino hacia sus casas, aunque la mayoría de ellos ya no tienen nada que puedan llamar hogar”.

También acompañan a refugiados sudaneses que quieren llegar a lugares seguros, y a los que permanecen en los campos de refugiados en las regiones de Apanail, Baracazal y Juba, la capital de Sudán del Sur y donde está el campamento más grande del país.

Llamamiento urgente

“Sin embargo, a pesar de esta situación catastrófica, la financiación internacional para atender la crisis ni siquiera llega al 7% de lo que se necesita”, lamenta Caritas Internationalis en un comunicado en el que insta a la comunidad internacional a “no abandonar al pueblo de Sudán”.

“Hacemos un llamamiento urgente y pedimos un apoyo económico mucho mayor para mitigar la enormidad del sufrimiento de los sudaneses. Es escandaloso comparar sus necesidades y financiación con otras crisis humanitarias importantes”, denuncia la confederación internacional de Cáritas, que también solicita “colaboración para mejorar el acceso humanitario a Sudán y facilitar las operaciones transfronterizas desde Chad y Sudán del Sur”, países donde colabora Cáritas Española.

“Es cierto que ahora hay muchos conflictos abiertos en el mundo –tercia Gabriel Yai Avop, director de Cáritas de Sudán del Sur, uno de los países que está acogiendo refugiados de su vecino del norte–. Ucrania, Gaza, Irán, Yemen están en el centro de las noticias y del interés de los Estados, por lo que países pequeños como Sudán son fácilmente olvidados. No hay suficiente incidencia ni información en los medios y, claro, las personas se olvidan”.

Apoyo desde España

Cáritas Española, que lleva años apoyando el trabajo de nuestra Cáritas hermana de Sudán del Sur, aportó ya el pasado verano 107.000 euros para poner en marcha un programa de respuesta inmediata a las necesidades urgentes de 14.500 personas, la mayoría retornados, pero también solicitantes de asilo sudaneses y migrantes keniatas y eritreos. “Todas estas personas tienen grandes necesidades porque vienen a un país con una situación económica terrible, sin posibilidad de encontrar trabajo y con un acceso muy limitado a servicios básicos”, lamenta Gabriel Yai Avop. Cáritas Española también aportó más de 21.000 euros a la llamada de emergencia lanzada por Cáritas Chad para atender a los refugiados sudaneses y retornados chadianos.

 “La vida es muy difícil aquí –añade el director de Cáritas Sudán del Sur–; tenemos petróleo y recursos, pero necesitamos paz, buenos líderes y apoyo de la comunidad internacional”.