A Irene Villa todo el mundo la conoce. Es tristemente famosa desde el día en el que una bomba, colocada por ETA en los bajos del coche de su madre, le amputó las dos piernas y tres dedos de una mano. El brutal atentado cambió su vida de niña de 13 años, pero ella no permitió que la banda terrorista le arrebatara también sus sueños y su futuro. “Hay que mantener siempre la esperanza, aun cuando parece que te arrebatan todo de golpe, porque será una herramienta vital”, dice Irene en esta entrevista en la que también nos habla de su labor solidaria y su compromiso con los derechos humanos.

Irene Villa, psicóloga y escritora

Eres una persona muy reconocida en España, y tu currículo es amplísimo. ¿Podrías hacer una presentación de tu trayectoria vital con la que más identificada te sientas?

Madre feliz, mujer activa y disfrutona, amante de la naturaleza y los animales, a la que le encanta esquiar, bucear, viajar… De naturaleza optimista y con muchas ganas de exprimir este regalo fugaz llamado vida que, por supuesto, no ha estado exento de momentos difíciles, pero también de recompensas infinitas. 

Los pilares que han completado y potenciado mi vida son el amor, el deporte, la solidaridad y, sobre todo, dar vida tres veces. La maternidad ha recompensado con creces todo el dolor.

Periodista, psicóloga, escritora, deportista profesional… ¿Con qué te quedas? 

Me quedo con ser alguien que contagia su ilusión por la vida para que nuestros ojos nunca dejen de brillar. Ese es nuestro verdadero poder, estés en la circunstancia en la que estés. Los saharauis, por ejemplo, me demostraron que ni la extrema pobreza es capaz de apagar la luz de sus ojos.

Dices que a ti lo que de verdad te gusta son las personas. 

Me gustan las personas responsables, comprometidas socialmente y libres; las que no se preocupan tanto por encajar en lo que convencionalmente se define como una vida de éxito, sino que les mueve el corazón y los valores humanos. 

Eres una persona comprometida con los derechos humanos, con las personas que no tienen voz … ¿En qué causas colaboras?

Todas las que defienden la paz, la libertad, la igualdad de oportunidades y la defensa de los derechos humanos. 

Esta voluntad ha marcado mi vida incluso antes del atentado. No en vano mis padres me llamaron Irene, que en griego significa paz, cuando hasta el último momento me iban a llamar Inés. 

¿Crees que la sociedad española es solidaria, generosa, inclusiva…? ¿Hemos avanzado? ¿En qué ámbitos debemos mejorar?

Hemos avanzado y seguimos avanzando. Quiero creer que el respeto a la tolerancia y la pluralidad definen nuestra esencia. Aunque existan casos aislados que nos roban esta tranquilidad. 

¿Crees que las personas que gozáis de un especial reconocimiento social tenéis cierta responsabilidad en concienciar a la sociedad sobre las causas justas? 

Por supuesto. ¿Para qué serviría la fama si no? Hoy más que nunca necesitamos llenarnos de optimismo para saber que podemos ayudar a revertir hasta la situación más dramática. Derribemos el mito que presupone a una persona positiva como utópica, ingenua o superficial, porque no hace falta ser alguien conocido para defender lo que es justo. 

En cada casa hay que fomentar este compromiso social para que nuestros hijos crezcan también concienciados. 

¿Cómo transmites a tus hijos los valores solidarios?

Desde muy pequeños hemos fomentado en ellos la empatía. Cuando había un niño llorando, ellos se acercaban, pasaban el brazo por encima de su hombro y le escuchaban. En el colegio me dicen que son tres niños muy sociables y suelen mediar si hay algún pequeño conflicto en el patio. Así que ¡funciona!

Desde bien pequeños deben saber que no son el ombligo del mundo, sino que son parte de una cadena de favores en un mundo conectado. 

¿Te preocupa su futuro, la sociedad en la que van a vivir y el planeta que les dejamos?

Quiero creer que cada día estamos más concienciados de que el contacto con la naturaleza es fundamental para mantener el equilibrio y la fortaleza mental. Hemos de actuar como colectividad más que individualmente, porque de esto también depende que nuestro planeta sea más habitable.

Como dice mi querido Leopoldo Abadía: más que preocuparme por el mundo que le dejo a mis hijos, me enfoco en los hijos que dejo en este mundo. Y efectivamente estamos trabajando en que sean personas responsables, comprometidas socialmente y felices. 

Has superado muchas adversidades en tu vida. ¿Qué mensaje darías a las personas que pasan por dificultades personales, familiares, socioeconómicas?

Que hay que mantener siempre la esperanza, aun cuando parece que te arrebatan todo de golpe, porque será una herramienta vital; y que la vida siempre nos da otra oportunidad.En mi caso, nunca pienso en lo que he perdido sino en lo que puedo lograr.