“Soy Saloua Bouzid Bouzid, de origen tangerino, nacida en Bruselas y criada en Sevilla”. Así se presenta esta mujer, madre de tres hijos y de profesión mediadora intercultural, cuando le pedimos que nos hable de identidades y pertenencias.

Gema Martín Borrego. Cáritas Española

Perdamos los miedos

Saloua es una de las protagonistas de la campaña de Cáritas “Para encontrarnos, perdamos los miedos”, que tiene como objetivo fomentar la convivencia intercultural y animar a la gente a relacionarse con personas procedentes de culturas diferentes para construir una sociedad que sea de todos y para todos.

¿Y quién mejor para hablarnos de este tema que Saloua, que ha crecido y bebido de tantas culturas diferentes? Ella nos cuenta su historia. “Vivo en Sevilla desde hace más de 30 años.

Aquí vine, por reagrupación familiar, con mi madre, que era soltera, marroquí y trabajadora incansable. Siempre hemos hablado sobre las situaciones tan duras que hemos vivido y me ha empoderado para hacer frente a la discriminación que sufrí en mi adolescencia”, recuerda Saolua.

La diversidad está en nosotros

Reconoce que fue una etapa complicada cuando tuvo que decidir si era de Marruecos, Bélgica o España. “Todo el mundo se empeñaba en que debía ser de un lugar o de otro, pero yo no quería o no podía decidirme –explica–. Hasta que mi madre me regaló el libro “Identidades asesinas”, de Amin Maalouf. Ahí comprendí que no tengo por qué elegir y que puedo tener todas esas identidades. Descubrí que la diversidad vive dentro de cada uno de nosotros”.

Su matrimonio con Hassan Al Haffar Corbacho, nacido en Sevilla, de origen damasquino, con padre sirio y madre sevillana, la reafirmó en esta idea, que trata de transmitir a sus tres hijos. “Nosotros no les hablamos de identidades; simplemente les hemos hecho vivir sus múltiples culturas sin rechazar ninguna de ellas. Desde pequeños les hemos mostrado que se puede convivir con todas, sin tener que priorizar ninguna por encima de la otra. Todas suman”, sentencia Saloua.

Pero, todavía hoy en día, se ve obligada a dar explicaciones sobre su identidad. La frase que más se repite cuando las personas la conocen es: “No te pareces a los árabes. No llevas velo, eres liberal… Eres como nosotros”. Aunque nadie le sepa explicar cómo somos ‘nosotros’.

“De momento, en España la interculturalidad se vive como la gastronomía: cada vez hay más interés en favorecer la diversidad, pero aún nos falta seguir conociendo más realidades y, sobre todo, reconocerlas unas a otras en igualdad de condiciones”, concluye.

¿Y cómo es mi hijo?

“Un día estaba haciendo unas compras en mi pueblo y me encontré con una madre del colegio y su hijo, que salían de un “todo a cien”. Nos saludamos. —Acabamos de ver a Mustafa, el de la tienda, rezando y le he explicado a mi hijo Curro, que él es como tu hijo Yassin —dijo la madre. —¿Y cómo es mi hijo? —le pregunté.  Pero el niño se adelantó a su madre y me respondió: —Mi madre dice que es moro, pero creo que se equivoca porque tu hijo es Yassin, mi amigo”.